El máximo anhelo que debemos tener a lo largo de nuestra vida es estar junto a Dios y ocupar una de las mansiones que Cristo nos está preparando en el Cielo.
Tener en cuenta que todos, en la
vida, debemos cargar con nuestra cruz nos pone en el camino exacto que lleva al definitivo Reino de Dios. Si, además, sabemos que eso es lo que Dios
quiere nada hará que no nos abracemos a la cruz
igual que hizo Cristo con la suya.