miércoles, 11 de agosto de 2021

Setenta veces siete

 Mt 18, 21-35

  

“21 Pedro se acercó entonces y le dijo: ‘Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?’ 22 Dícele Jesús: ‘No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete’. 23 ‘Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. 24 Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos. 25 Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. 26 Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: ‘Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré.’ 27 Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda. 28 Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: ‘Paga lo que debes.’ 29 Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: ‘Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré.’ 30 Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía. 31 Al ver  sus compa1ñeros lo ocurrido, se entristecieron mucho y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. 32 Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: ‘Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste’. 33 ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?’ 34 Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. 35 Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano”.

 

 COMENTARIO

 

El ejemplo que pone el Hijo de Dios a Pedro para que comprenda lo que supone perdonar quizá le sirvió a quien, tiempo después, debería ser perdonado.

 

Aquel siervo debía mucho dinero. Mucho se le debía perdonar. Y su señor le perdona mucho porque mucho le debía. Y debía mostrar agradecimiento. Y a su señor seguro que se lo mostró. Pero no hizo lo mismo con quien a él le debía muy poco.

 

Perdonar lo poco es, también, importante. Pero, de todas formas, el perdón debe alcanzar a todas las ofensas que se nos infieran porque ya dice Jesucristo que debemos perdona… siempre.

 

 

JESÚS,  gracias por enseñarnos, con tu vida, qué es el perdón y hasta dónde llega el mismo.

 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

martes, 10 de agosto de 2021

Estar reunidos en nombre de Cristo


Mt 18, 15-20

"Jesús dijo a sus discípulos: 'Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano.

Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.

También les aseguro que, si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos'".


COMENTARIO

Es cierto y verdad que muchas veces nos equivocamos y que es conveniente que nos corrija quien se haya dado cuenta de nuestro error. Y eso es lo que nos dice que debemos hacer el Hijo de Dios. Ahora bien, el resultado de tal corrección debemos tenerlo en cuenta si no es que queremos ser considerados como gente sin fe.

Les dice Cristo a los discípulos presentes que lo que aten en la tierra quedará atado en el Cielo y lo que desaten… también. Y es que debían tener muy en cuenta que la fe y la creencia en Dios no es algo baladí sino que deja su huella en la vida eterna.

Y, por último, nos dice el Hijo de Dios que no está lejos de nosotros sino, justamente, al contrario: siempre que nos reunamos dos o más en Su nombre… allí está Él. Así de sencillo: en Su nombre.



JESÚS, gracias por darnos estos consejos tan necesarios.



Eleuterio Fernández Guzmán

Seguir a Cristo

Jn 12, 24-26


24 En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. 25 El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. 26 Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará.”


COMENTARIO

Es cierto y verdad que el Hijo de Dios, en algunas ocasiones, hablaba de forma que requería interpretación aquello que decía pues la Palabra de Dios, aunque certera, no siempre se entiende, por decirlo así, a la primera.

En el día de hoy Jesucristo habla de algo muy importante: hay que seguirlo porque, de otra forma, no alcanzaremos la vida eterna. Y eso nos lo hace saber haciendo uso de la imagen del grano de trigo. Y nosotros también debemos morir a la mundanidad y tener en cuenta lo que nos dice el Hijo de Dios.

Dice Cristo “si alguno” porque, a lo mejor, creía que no todos lo iban a seguir como bien sabemos. De todas formas, para aquellos que le seguían tenían preparado un final más que apetecible: Dios los iba a honrar y, además, sería servidores de Jesucristo y alcanzarían la vida eterna.



JESÚS, gracias por decir las cosas como son.


Eleuterio Fernández Guzmán

domingo, 8 de agosto de 2021

Debemos ser prudentes


  

Mt 25,1-13

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: ‘El Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. Mas a media noche se oyó un grito: ‘¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!’. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: ‘Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan’. Pero las prudentes replicaron: ‘No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis’. Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: ‘¡Señor, señor, ábrenos!’. Pero él respondió: ‘En verdad os digo que no os conozco’. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora’”.

 

 

COMENTARIO

 

Cuando el Hijo de Dios habla a los que le escuchan lo hace de forma que pueda ser entendido pues, de otra forma, su misión no hubiera podido cumplirla con demasiada eficacia. Y hace uso de parábolas que resultan más comprensibles haciendo uso de costumbres y de comportamientos tradicionales del mundo judío.

 

Hay quien cree que, a lo mejor, a la hora de salvarse para siempre, para la vida eterna, le será suficiente con arrepentirse de lo mal hecho en el justo momento de morirse como si no importase nada lo hecho con anterioridad. Lo que pasa es que no se suele saber cuál es tal momento y, a lo mejor, al llegar al mismo no estamos, siquiera, para darnos cuenta de lo que importa.

 

Hay quien, sin embargo, sabe que llegado el momento de la muerte es necesario estar preparado pues, de lo contrario, le espera una vida futura más que peliaguda. Por eso, como las vírgenes sensatas o prudentes, preparan su alma para tal momento sabiendo que, cuando llegue, podría ser demasiado tarde.

 

JESÚS,  ayúdanos a prepararnos para cuando nos llame a su Tribunal tu Padre del Cielo.

 

  

Eleuterio Fernández Guzmán

 

sábado, 7 de agosto de 2021

El pan de vida

 

Jn 6, 41-51

 

“41 Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: 'Yo soy el pan que ha bajado del cielo.' 42     Y decían: '¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He bajado del cielo?' 43 Jesús les respondió: 'No murmuréis entre vosotros. 44 'Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. 45 Está escrito en los profetas: = Serán todos enseñados por Dios. =Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. 46 No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. 47 En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. 48 Yo soy el pan de la vida. 49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; 50 este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. 51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.'”

 

 

 

COMENTARIO

 

 

Es cierto y verdad que había muchos que no creían en el Hijo de Dios y dijera lo que dijera no iban a seguir sus palabras. Por eso, como nos dice este texto bíblico, había quien murmuraba que, como sabemos, es algo muy propio de la envidia.

 

Jesucristo, sin embargo, que los conocía muy bien y tenía muy claro que siempre iban a procurar confundirlo, les explica que Él salvará, en todo caso, a los que escoja Dios para ser salvados y, entonces, serán resucitados el último día, como dice Cristo.

 

Dice el Hijo de Dios que es, Él, el pan bajado del cielo. Y eso supone que comer su cuerpo, como dice aquí mismo aunque no lo parezca, es la única manera de ser salvado.

 

 

 

 

JESÚS,  gracias por ser el Pan vivo bajado del Cielo.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

viernes, 6 de agosto de 2021

Lourdes-“Sinaí”-Lolo: desde entonces hasta hoy (XLIX)

Lourdes-“Sinaí”-Lolo: desde entonces hasta hoy (XLIX): Un número que se refiere a un periodo tan largo como el que va de noviembre a febrero por fuerza ha de estar repleto de tiempos "fuertes". Y, claro, Lolo consigue atraer la atención al mismo aun sabiendo lo importantes que son tanto el Adviento como la Cuaresma.

Calle Manuel Lozano Garrido

Calle Manuel Lozano Garrido: La casa es un lugar donde, por lo común, se desarrolla la vida ordinaria del ser humano. Y la de Lolo debió ser una más que especiao por quien la habitaba.