domingo, 2 de febrero de 2025

Saber escribir cerca de Dios


 

Ciertamente, cuando alguien quiere llevar a cabo una labor como la de escribir y hacerlo lo mejor posible lo más conveniente es tener unas buenas fuentes en las que basar eso que se quiere emprender. Y por eso, en determinadas ocasiones, no sale la cosa según lo previsto bien por falta de las mismas, bien por error en ellas. 

Lo que pasa con Manuel Lozano Garrido, a la sazón Lolo para todo aquel que lo conozca algo o lo más de cerca posible, es que sabía muy bien a qué fuente acudir para saciar la sed, primero y, luego, para hacer fructificar en un tanto por ciento muy elevado el haber bebido de tal fuente. 

El caso es que podemos decir, sin temor a equivocarnos, que la principal fuente en la que Lolo bebió fue, exactamente, Dios. Sí, el Creador y Todopoderoso Adonai. 

Sí, alguien podría decir que a lo mejor nos hemos pasado un poco con una pretensión de tal enjundia. Sin embargo, basta ver, por así decirlo, la producción literaria del Beato de Linares (Jaén, España) para determinar fácilmente que sí, que es oro todo lo que reluce y que tal forma de relucir ha de tener cotas muy altas de aprendizaje. 

Sentirse muy cerca de Dios no es algo que nos beneficie espiritualmente sino que puede llegar a ser absolutamente crucial en el camino que cada cual llevemos y por el que nos conduzcamos hacia el definitivo Reino de Dios llamado Cielo. Y Lolo, según decimos, supo hacer eso, sentirse cerca de Dios, de tal manera que 

- fue capaz de conocer hasta qué punto su Padre del Cielo quería que siguiese por el camino que había empezado, 

- se percató de la Voluntad de su Creador para ser tierno y mostrar un corazón de carne,

 - supo dejar ver en sus escritos que la bondad tiene algo más que mérito de cara a Dios,

 - alcanzó una altura más que alta en el conocimiento de cómo afrontar el sufrimiento y la enfermedad,

 - quiso mostrar que era posible decir lo que su corazón sentía y que lo que sentía sirviese para otros muchos en situaciones parecidas a la suya e, incluso, con ninguna enfermedad a cuestas, 

- hizo ver que no es imposible cumplir con la Voluntad de Dios aunque muchas veces se nos haga difícil seguirla,

 - abrió su corazón de tal manera que todo el Amor del Todopoderoso lo vertió en sus escritos que son instrumento espiritual de alto valor.

Podemos ver, según nosotros entendemos, que el Beato Lolo supo muy bien tener en cuenta lo que significaba su cercanía a Dios y no estar, para nada, alejado de Quien lo había creado y mantenido en el mundo. Y es verdad que, por muy difícil que eso nos pueda parecer a la gran mayoría de creyentes católicos (incluso del resto de cristianos que en el mundo hay) no es poca verdad que en Lolo nos encontramos a un creyente que, de verdad, sabía que lo era y por eso  su cercanía a Dios fructificó mucho y más que mucho.


Eleuterio Fernández Guzmán

 

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