sábado, 23 de marzo de 2019

Serie el sufrimiento – Presentación

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El tema del sufrimiento tiene mucho que ver con nuestra vida de hombres, de seres creados por una voluntad santa cuyo dueño es Dios mismo, Creador y Todopoderoso. 



Todos sufrimos. Queremos decir que en determinados momentos de nuestra vida somos visitados por alguien a quien no quisiéramos recibir pero que se presenta y no hay forma humana de deshacerse de él. Está presente y no podemos negar que muchas veces se hacer notar y de qué manera. 
El caso es que para el ser humano común el dolor es expresión de un mal momento. Así, cuando una persona se ve sometida por los influjos de la enfermedad no parece que pase por el mejor momento de su vida. Lo físico, en el hombre, es componente esencial de su existencia. 
Pero hay muchas formas de ver la enfermedad y de enfrentarse a ella. No todo es decaimiento y pensamiento negativo al respecto del momento por el que se está pasando. Y así lo han entendido muchos creyentes que han sabido obtener, para su vida, lo que parecía imposible. 
Dice San Josemaría, en el número 208 de “Camino”, “Bendito sea el dolor. —Amado sea el dolor. —Santificado sea el dolor... ¡Glorificado sea el dolor!” porque entiende que no es sólo fuente de perjuicio físico sino que el mismo puede ser causa de santificación del hijo de Dios. 

Por eso en “Surco” dice el santo de lo ordinario algo que es muy importante: 

Al pensar en todo lo de tu vida que se quedará sin valor, por no haberlo ofrecido a Dios, deberías sentirte avaro: ansioso de recogerlo todo, también de no desaprovechar ningún dolor. —Porque, si el dolor acompaña a la criatura, ¿qué es sino necedad el desperdiciarlo?”
Por lo tanto, no vale la pena deshacerse en maledicencias contra lo que padecemos. Espiritualmente, el dolor puede ser fuente de provecho para nuestra alma y para nuestro corazón; el sufrimiento, una forma de tener el alma más limpia. 
En el sentido aquí expuesto abunda el emérito Papa Benedicto XVI cuando, en una ocasión, en el momento del rezo del Ángelus, dijo que

Sigue siendo cierto que la enfermedad es una condición típicamente humana, en la cual experimentamos realmente que no somos autosuficientes, sino que necesitamos de los demás. En este sentido podríamos decir, de modo paradójico, que la enfermedad puede ser un momento que restaura, en el cual experimentar la atención de los otros y ¡prestar atención a los otros! Sin embargo, esta será siempre una prueba, que puede llegar a ser larga y difícil.”

Sin embargo, en determinados momentos y enfermedades, el hecho mismo de salir bien parado de la misma no es cosa fácil y se nos pone a prueba para algo más que para soportar lo que nos está pasando. 

Entonces,

Cuando la curación no llega y el sufrimiento se alarga, podemos permanecer como abrumados, aislados, y entonces nuestra vida se deprime y se deshumaniza. ¿Cómo debemos reaccionar ante este ataque del mal? Por supuesto que con la cura apropiada --la medicina en las últimas décadas ha dado grandes pasos, y estamos agradecidos--, pero la Palabra de Dios nos enseña que hay una actitud determinante y de fondo para hacer frente a la enfermedad, y es la fe en Dios, en su bondad. Lo repite siempre Jesús a la gente que sana: Tu fe te ha salvado (cf. Mc 5,34.36). Incluso de frente a la muerte, la fe puede hacer posible lo que es humanamente imposible. ¿Pero fe en qué? En el amor de Dios. He aquí la respuesta verdadera, que derrota radicalmente al mal. Así como Jesús se enfrentó al Maligno con la fuerza del amor que viene del Padre, así nosotros podemos afrontar y vencer la prueba de la enfermedad, teniendo nuestro corazón inmerso en el amor de Dios.”
Fe en Dios. Recomienda el Papa Alemán que no olvidemos lo único que nos puede sustentar en los momentos difíciles de nuestra vida y, siendo la enfermedad uno de los más destacados, no podemos dejar de lado lo que nos une con nuestro Creador. 
En realidad, lo que nos viene muy bien a la hora de poder soportar con gozo el dolor es el hecho de que nos sirva para comprender que somos muy limitados y que, en cuanto a la naturaleza, con poco nos venimos abajo físicamente. Nuestra perfección corporal (creación de la inteligencia superior de Dios) tiene, también, sus límites que no debemos olvidar. 
Pero también el dolor puede servirnos para humanizarnos y alcanzar un grado de solidaridad social que antes no teníamos. Así, ver la situación en la que nos encontramos puede resultar crucial para, por ejemplo, pedir en oración por el resto de personas enfermas que en el mundo padecen diversos males físicos o espirituales. 

Es bien cierto que la humanidad sufre y que, cada uno de nosotros, en determinados momentos, vamos a pasar por enfermedades o simples dolores que es posible disminuyan nuestra capacidad material. Sin embargo, no deberíamos dejar pasar la oportunidad que se nos brinda para, en primer lugar, revisar nuestra vida por si acaso actuamos llevados por nuestro egoísmo y, en segundo lugar, tener en cuenta a los que también sufren. 
Y si, acaso, no comprendemos lo que aquí se quiere decir, bastará con conocer al Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, como para darnos cuenta de lo que en verdad hacemos negando, si así lo hacemos: el bien que podemos hacernos al gozar del dolor o hacer, del mismo, algo gozoso. 
Sufrimos: sí. ¿Podemos cambiar el negativo peso de espada de Damocles sobre nuestra vida que tiene el sufrimiento por liberación del alma?: también podemos responder a esto afirmativamente. Pero no podemos negar, ni queremos, que no es cosa fácil y que es más que probable que nos dejemos ir por el camino con una carga muy pesada. De todas formas, es seguro que podemos caminar mucho mejor sabiendo que tal carga la comparte con nosotros nuestro hermano Jesucristo. No miraremos, así, para otro lado y afrontaremos las circunstancias según las afrontaba el Mesías: de cara para no darles nunca la espalda. 

Eleuterio Fernández Guzmán



A la venta la 2ª edición del libro inédito del beato Lolo

Ya está disponible la 2ª edición de Las siete vidas del hombre de la calle, libro inédito de nuestro querido beato Lolo. La acogida ha sido tal que hemos tenido que reeditarlo para atender la creciente demanda del mismo: amigos de Lolo y su obra, para regalar, para centros de lectura y bibliotecas, librerías,... innumerables destinos para los hemos realizado una segunda edición de hermoso e inédito libro.

Si aún no lo compraste o si aún no lo regalaste ¡ahora es el momento de pedirlo!

Recuerda que, con la adquisición de estos libros...
§  ... enriqueces la vida espiritual de quién lo lea.
§  ... colaboras a difundir la obra y devoción hacia nuestro querido Beato Lolo.
§  ... colaboras a sufragar los gastos de la Fundación.
Ahora puedes adquirir tu ejemplar de la 2ª edición del libro inédito del Beato Lolo, escrito en el año 1960, "Las siete vidas del hombre de la calle", pidiéndolo en:

Teléfono: 953692408

E-mail: amigoslolos@telefonica.net.

Colaboración económica: 6 € + gastos de envío

¡No pierdas esta oportunidad!



miércoles, 15 de febrero de 2017

Segunda edición del libro "Las siete vidas del hombre de la calle", del Beato Lolo

A la venta la 2ª edición del libro inédito del beato Lolo


Segunda edición del libro inédito del beato Lolo

Ya está disponible la 2ª edición de Las siete vidas del hombre de la calle, libro inédito de nuestro querido beato Lolo. La acogida ha sido tal que hemos tenido que reeditarlo para atender la creciente demanda del mismo: amigos de Lolo y su obra, para regalar, para centros de lectura y bibliotecas, librerías,... innumerables destinos para los hemos realizado una segunda edición de hermoso e inédito libro.

Si aún no lo compraste o si aún no lo regalaste ¡ahora es el momento de pedirlo!

 
portada del libro Las siete vidas del hombre de la calle, segunda edición, del beato Lolo

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Eleuterio Fernández Guzmán

jueves, 10 de noviembre de 2016

Hagiografía de Lolo en la revista "Gesto" de la infancia misionera




Gracias a la página web de la Fundación "Lolo" hemos tenido conocimiento de la publicación de una hagiografía de Lolo en la revista infantil "Gesto" de la infancia misionera en su número (189) de noviembre-diciembre del presente 2016 como muy bien se indica en el Sumario de la misma. 

Les ponemos aquí la imagen aunque pueden dirigirse, para verla mas amplia, a la propia revista Gesto.



 Hagiografía de Lolo





La Fundación "Lolo" va a publicar un libro inédito del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. La misma ha establecido un tiempo determinado para poder adquirir el citado libro para lo cual les pongo aquí el Volante de reserva del Libro. El plazo es hasta el 10 de diciembre de este año 2016. 





Pinchando en la imagen serán dirigidos al pdf descargable para encargar el libro.

No pierdan la oportunidad de hacerse con una joya de espiritualidad. 


Digamos, al respecto de este libro, algo muy importante: en la nota que nos ha enviado el P. Rafael Higueras Álamo, a la sazón Postulador de la Causa de Canonización (ya lo fue de la beatificación) nos dice esto:

“Fecha tope de recepción de peticiones: 10 diciembre 2016.
Lógicamente si se imprimen más ejemplares saldrá más barato; por ejemplo, si se imprimieran mil ejemplares, +1’80 de imprenta (quizá algo menos)
+portes de envío (si no se recoge en la sede de la Fundación)
+2 de donativo a la Fundación.

Sería muy bonito disponer de la publicación para los Reyes; o sea que antes del 10 de diciembre ha de recibirse la petición de ejemplares que se deseen.


Si la impresión fuera de 500 ejemplares la impresión podría salir hacia unos DOS € cada uno (más portes, más 2 € donativo).





Eleuterio Fernández Guzmán

viernes, 4 de noviembre de 2016

Libro inédito del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo







La Fundación "Lolo" va a publicar un libro inédito del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. La misma ha establecido un tiempo determinado para poder adquirir el citado libro para lo cual les pongo aquí el Volante de reserva del Libro. El plazo es hasta el 10 de diciembre de este año 2016. 





Pinchando en la imagen serán dirigidos al pdf descargable para encargar el libro.

No pierdan la oportunidad de hacerse con una joya de espiritualidad. 

Digamos, al respecto de este libro, algo muy importante: en la nota que nos ha enviado el P. Rafael Higueras Álamo, a la sazón Postulador de la Causa de Canonización (ya lo fue de la beatificación) nos dice esto:

“Fecha tope de recepción de peticiones: 10 diciembre 2016.
Lógicamente si se imprimen más ejemplares saldrá más barato; por ejemplo, si se imprimieran mil ejemplares, +1’80 de imprenta (quizá algo menos)
+portes de envío (si no se recoge en la sede de la Fundación)
+2 de donativo a la Fundación.

Sería muy bonito disponer de la publicación para los Reyes; o sea que antes del 10 de diciembre ha de recibirse la petición de ejemplares que se deseen.


Si la impresión fuera de 500 ejemplares la impresión podría salir hacia unos DOS € cada uno (más portes, más 2 € donativo).



Eleuterio Fernández Guzmán






jueves, 3 de noviembre de 2016

3 de noviembre - Dies natalis del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo


Ilustración del beato Lolo en su encuentro con el Padre, por Blanca Aguilar












Gracias, Padre Dios, por haber suscitado de entre tus hijos a quien lo fue desde lo profundo de su corazón y lo fue para mostrar que, hasta en las circunstancias más difíciles, es posible no olvidarse de Ti y entregarse todo y a todos. 

Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.


Eleuterio Fernández Guzmán

lunes, 29 de febrero de 2016

Libro: "Su Cruz y nuestras cruces"


Título: Su Cruz y nuestras cruces
Autor: Eleuterio Fernández Guzmán
Editorial: Lulu
Páginas: 100
Precio aprox.: 4 € papel – 1 € Libro electrónico 
ISBN Papel: 5800113843083
ISBN eBook: 978-1-326-50307-9
Año edición: 2015
Los puedes adquirir en Lulu

Su Cruz y nuestras cruces, de Eleuterio Fernández Guzmán
Siempre que un discípulo de Cristo se pone ante un papel y quiere referirse a su vida como tal no puede evitar, ni quiere, saber que en determinado momento tiene que enfrentarse a su relación directa con el Maestro.
Así, muchos han sido los que han escrito vidas de Jesucristo: Giovanni Papini (“Historia de Cristo”), el P. Romano Guardini (“El Señor), el P. José Luis Martín Descalzo (“Vida y misterio de Jesús de Nazaret“), el P. José Antonio Sayas (“Señor y Cristo”) e incluso Joseph Ratzinger (“Jesús de Nazaret“). Todos ellos han sabido dejar bien sentado que un Dios hecho hombre como fue Aquel que naciera de una virgen de Nazaret, la Virgen por excelencia había causado una honda huella en sus corazones de discípulos.
Arriba decimos que el discípulo deberá, alguna vez, ponerse frente a Cristo. Y es que no tenemos por verdad que el Maestro suponga un problema para quien se considera discípulo. Por eso entendemos que tal enfrentamiento lo tenemos por expresión de expresar lo que le une y, al fin y al cabo, lo que determina que sea, en profundidad, su discípulo. Sería como la reedición de lo que dice San Juan justo en el comienzo de su Evangelio (1,1):
 “En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios”.
El caso es que podemos entender que la Palabra estaba con Dios en el sentido de estar en diálogo con el Creador. Por eso decimos que la relación que mantiene quien quiere referirse a Cristo como su referencia, un discípulo atento a lo que eso supone, ha de querer manifestar que se sea, precisamente, discípulo. Entonces surge la intrínseca (nace de bien dentro del corazón) necesidad de querer expresar en qué se sustenta tal relación y, sobre todo, cómo puede apreciarse la misma. O, por decirlo de otra forma, hasta dónde puede verse influenciado el corazón de quien aprende de parte de Quien enseña.
Y si hablamos de Cristo no podemos dejar de mencionar aquello que hace esencial nuestra creencia católica y que tiene que ver con un momento muy concreto de su vida como hombre. Y nos referimos a cuando, tras una Pasión terrible (por sangrante y decepcionante según el hombre que veía a Jesucristo) fue llevado al monte llamado Calvario para ser colgado en dos maderos que se entrecruzaban.
Nos referimos, sin duda alguna, a la Cruz.
Como es lógico, siendo este el tema de este libro, de la Cruz de Cristo vamos a hablar enseguida o, mejor, va a hablar el protagonista principal de la misma. Es esencial para nosotros, sus discípulos. Sin ella no se entiende nada ni de lo que somos ni de lo que podemos llegar a ser de perseverar en su realidad. Sin ella, además, nuestra fe no sería lo que es y devendría simplemente buenista y una más entre las que hay en el mundo. Pero con la Cruz las cosas de nuestra espiritualidad saben a mucho más porque nos facilitan gozar de lo que supone sufrir hasta el máximo extremo pero saber sobreponerse al sufrimiento de una manera natural. Y es natural porque deviene del origen mismo de nuestra existencia como seres humanos: Dios nos crea y sabe que pasaremos por malos momentos. Pero pone en nuestro camino un remedio que tiene nombre de hombre y apellido de sangre y luz.
Pero la Cruz tiene otras cruces. Son las que cada cual cargamos y que nos asimilan, al menos en su esencia y sustancia espiritual, al hermano que supo dar su vida para que quien creyese en Él se salvase. Nuestras cruces, eso sí, vienen puestas sobre nuestras espaldas con la letra minúscula de no ser nada ni ante Dios mismo ni ante su Hijo Jesucristo. Minúscula, más pequeña que la original y buena Cruz donde Jesús perdonó a quienes lo estaban matando y pidió, además pidió, a Dios para que no tuviera en cuenta el mal que le estaban infiriendo aquellos que ignoraban a Quien se lo estaban haciendo.
Hablamos, por tanto, de Cruz y de cruces o, lo que es lo mismo, de aquella sobre la que Cristo murió y que es símbolo supremo de nuestra fe y sobre el que nos apoyamos para ser lo que somos y, también, de las que son  propiamente nuestras, la de sus discípulos. Y, como veremos, las hay de toda clase y condición. Casi, podríamos decir, y sin casi, adaptadas a nuestro propio ser de criaturas de Dios. Y es que, al fin y al cabo, cada cual carga con la suya o, a veces, con las suyas.
Este libro, pues, trata de la Cruz de Cristo y de la (o las) que cargamos cada uno de nosotros, sus discípulos.
Así, por ejemplo, Cristo nos dice esto que sigue:
“Ciertamente mi muerte en estos maderos es un misterio muy grande para el hombre. Es, además, algo que cuando comprendan a qué me refiero, los salvará para siempre.
¡Qué difícil es explicarles que mi muerte es esencial para que ellos puedan, un día, estar con mi Padre!
Ellos podrían haberse dado cuenta de que, a lo largo de mis años de enseñanza, les he ido diciendo (según mejoraba su comprensión) que todo lo que a mí se refería ya estaba escrito en los libros sagrados que se pueden leer en las sinagogas. Allí podían encontrarme. Es más, en alguna ocasión ya dije eso al leer uno de los textos del profeta Isaías. Muchos, claro, no quisieron comprenderme y los que entendieron a qué me refería se dieron cuenta de lo que eso podía suponer. Y sintieron miedo…
Pero ahora estoy aquí colgado. Y viendo cómo se disputan mis ropas (eso también estaba escrito) aquellos que me están dando muerte, pienso si acabarán comprendiendo que he cargado sobre mis hombros con todos los pecados del mundo. Que eso no ha sido fácil bien lo he comprendido en Getsemaní, cuando pedí a mi Padre que me librara de lo que iba a sufrir (¿Sabéis que ya lo sabía y que muchas veces lo dije antes de esto?) pero que no convenía para nada que se cumpliera mi voluntad sino la del Quien todo lo había creado”.
Les dejamos, aquí mismo, el Índice, para que pueda servir de orientación acerca del contenido del libro:
A modo de explicación                  
Su Cruz                             
Nuestras cruces:
1.    La cruz del sufrimiento.       
2.    La cruz de la soledad.                
3.    La cruz de la desesperanza.
4.    La cruz de la tristeza.          
5.    La cruz del odio.                 
6.    La cruz del egoísmo.           
7.    La cruz de la soberbia.        
8.    La cruz de la persecución.    
Un necesario epílogo

En realidad, todo esto no supone más que constatar que somos discípulos de Cristo. Y lo somos. Por eso es Cristo mismo quien se dirige a nosotros para darnos a entender que nuestras cruces son nuestras y que, si no somos capaces de evitarlas, al menos debemos cargar con ellas.

Eleuterio Fernández Guzmán               





Lo que quiere Cristo de nosotros

Pensamientos acerca de la cruz



El amor que Cristo manifestó, a lo largo de su vida, por todos y cada uno de los seres humanos, llegó al momento culminante cuando dio su vida colgado en unos maderos. Lo que quiso hacer el Hijo de Dios es demostrar hasta qué extremo se puede llegar si se ama al Padre y si, por eso mismo, se es capaz de soportar la carga que recae sobre nuestros hombros y sobre nuestro corazón. 

Como Cristo, debemos mirar hacia adelante sabiendo que, al acompañarlo con nuestra cruz, no estamos nada extraordinario sino, en todo caso, ordinario del todo: ser capaces de cumplir con nuestra misión de hijos de Dios. 


Eleuterio Fernández Guzmán